Sin embargo al ser la colposcopia un procedimiento que complementa a la citología, aumentando su sensibilidad y resultar inocuo para la mujer, se puede realizar siempre que exista la sospecha de patología cervical e incluso en aquella situación, en que la mujer desee realizársela para estar más segura.
La mujer se coloca en decúbito-supino sobre la camilla ginecológica y pondrá los pies en los estribos, con el fin de ubicar la pelvis para el examen. La ginecóloga insertará un instrumento (espéculo) dentro de la vagina para abrir las paredes vaginales y examinar el cuello uterino.
El cuello uterino y la vagina se frotan suavemente con ácido acético. Esto remueve el moco que recubre su superficie y resalta las áreas anormales. Algunas veces, también se aplica una solución a base yodo, similar a las soluciones empleadas para limpiar la piel, sobre el cuello uterino y la vagina.
La ginecóloga colocará el colposcopio en la abertura de la vagina y examinará el área.
Si algunas zonas lucen anormales, se extraerá una muestra de tejido (biopsia) usando unas pequeñas pinzas. Se pueden tomar varias muestras, dependiendo del tamaño y localización del área alterada. Algunas veces, se toma también una muestra de tejido del interior del cuello uterino, lo cual se denomina legrado endocervical (LEC).
La colposcopia no provoca dolor ni sangrado, se realiza en pocos minutos, es segura, no requiere hospitalización y terminado el estudio, la mujer regresa a casa. Si se realiza una biopsia, se puede sangrar durante una semana, se pueden tener calambres leves, molestias en la vagina y presentar una secreción oscura durante 1 a 3 días.
No se necesita ninguna preparación especial. La mujer debe tener la vejiga y el intestino vacío antes del procedimiento, para mayor comodidad. No se deben realizar duchas vaginales ni tener relaciones sexuales en las 24 horas anteriores al examen.
Si necesitas realizarte una Colposcopia. Ponte en contacto con Ginealmería.